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¿Por qué en el mundo laboral experimentamos tanta insatisfacción?


La primera vez que mi mentora me preguntó: “¿Qué amarías hacer profesionalmente?” Tomé unos minutos para reflexionar.


Creo que nunca había escuchado o leído en una misma frase el verbo “amar” y la palabra “profesión”.


Cuánto de nuestro tiempo lo invertimos en cosas o actividades donde no está puesto nuestro corazón.


Cuánta de nuestra energía se drena en lugares de trabajo donde estamos solo porque “es” lo correcto, pero, en el fondo, terminamos el día sobreviviéndolo.


Cuántos de nuestros días los vivimos en piloto automático, sin la mínima reflexión de si estamos a gusto, experimentando placer o satisfacción después de un día de trabajo.


En nuestras sociedades modernas, vivimos una gran contradicción.


La época en la cual sólo había trabajo de campo se acabó. La era en la cual sólo había trabajo en la industria se acabó. La era en la cual solo los hombres tenían la libertad de elegir su carrera se acabó. La era en la cual debemos hacer un sobre-esfuerzo físico, humano para sobrevivir se ha acabado en muchos aspectos.


Y, sin embargo, el trabajo nos sigue pesando.


Sigue siendo muchas veces una carga, un deber ser, una insatisfacción, un lugar que lo habitamos por obligación, un espacio hueco de alegría, disfrute o realización personal, un lugar donde se drena nuestra energía emocional. Y es en ese lugar donde pasamos la mayor cantidad de nuestro tiempo.


¿Qué pasa? ¿Por qué nos conformamos con carreras profesionales a medias, donde una parte de nosotras siempre queda insatisfecha o incompleta?




Las últimas dos historias que conocí de mujeres profesionalmente “exitosas” fueron una de ellas tenía problemas con el alcohol y la segunda tenía un fuerte desbalance con su vida personal con episodios recurrentes de excesiva ansiedad.


¿Por qué aceptamos vivir el paradigma, hasta ahora vigente, para tener carreras profesionales “exitosas” que nos llevan por caminos tortuosos, dolorosos y sin alma?


Nuestra generación está siendo llamada a la renovación de paradigmas en muchos sentidos y nuestra mentalidad respecto a lo que significa nuestra profesión es uno de ellos.


Hoy, el mundo laboral está en insatisfacción aguda, de acuerdo a las encuestas realizadas por Gallup y el Pew Research Center. Demasiado sufrimiento, estrés, ansiedad, depresión ya hemos experimentado en nuestra vida profesional. Y todo ello es y ha sido innecesario.


Podemos dejar en nuestras generaciones pasadas aquello que les funcionó: privilegiar el deber ser ante todo, asegurar un patrimonio como única fuente de estabilidad emocional, creer que a mayor estatus se trata de un mejor trabajo, pensar únicamente en términos monetarios la recompensa de un trabajo.


Un trabajo no es un salario. Es muchísimo más que eso.


Nuestra generación está siendo llamada a vivir la profesión como uno de los caminos más sagrados para la realización personal, la cual inevitablemente trascenderá positivamente en el mundo, sanando lo que es necesario sanar, resolviendo lo que es fundamental resolver, reparando lo que es crítico reparar, pero no a expensas de nuestra alma, nuestras manos y nuestro corazón.


Demos paso a un nuevo paradigma, tomando el tiempo de reflexión necesario para detenernos, pausar, y examinar el estado emocional de nuestra vida profesional.


Demos paso a un nuevo paradigma, pensando en nuestra vida profesional como uno de los mayores privilegios que tenemos en la vida para dar una contribución valiosa a otros sin quedarnos vacías en el proceso.


Demos paso a un nuevo paradigma, incorporando al amor a nuestro trabajo, reflexionando en maneras innovadoras de hacer lo que amaríamos hacer todos los días, valorando el tiempo que tenemos en esta tierra y dejando huella al unir amor y profesión.


Demos paso a un nuevo paradigma, dejando en las siguientes generaciones una nueva forma, aun virgen, de lo que significa vivir y de lo que significa lograr y trabajar.


Aprendamos cómo es trabajar viviendo y cómo es vivir trabajando, y dejemos la herencia de nuestros aprendizajes a las generaciones venideras, las cuales se liberarán de las pesadas cadenas de sufrimiento e insatisfacción que hasta ahora han atrapado nuestro mundo laboral.


Demos paso a un nuevo paradigma.

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